Puentes de tierra en Oriente Próximo: Mar Rojo, Tethys y homínidos en movimiento
Sobre cómo surgió un nuevo y joven océano, el Mar Rojo, durante las últimas convulsiones de uno más viejo, el Tethys; y qué significó eso para las especies migratorias, incluidos los lejanos antepasados de los humanos y nuestros parientes más cercanos. En ningún otro lugar, salvo en Oriente Próximo, la geografía fue tan decisiva para la forma en que nos hicimos humanos. Mientras tanto, ya está cristalizando una imagen más clara, aunque algunas piezas del rompecabezas siguen esperando a ser desenterradas, bajo el sol árabe.
Por Kathelijne Bonne. Edición española: Silvia Zuleta Romano.
África y lo que hoy es la Península Arábiga solían ser una masa de tierra ininterrumpida, un gran continente-isla, poblado por una multitud de primates, incluidos nuestros antepasados. Esta arcaica "Gran África", también llamada Afro-Arabia, estaba separada de Eurasia por el océano Tethys. Pero por la tectónica de placas África se desplazó hacia el norte y se acercó a Eurasia. El Tethys se estrechó y, finalmente, se estableció un puente terrestre. Mientras tanto, se presentó un nuevo obstáculo a la migración: el Mar Rojo y el Golfo de Adén se abrieron, de modo que la Península Arábiga y sus habitantes quedaron aislados de África.
Marea turbulenta
El ascenso y descenso de puentes terrestres, y la abertura y cierre de estrechos marinos, están sujetos a la marea turbulenta de las interacciones entre la tectónica de placas, el clima y las fluctuaciones del nivel del mar, que también se reproducen a ritmos diferentes. Pero las especies animales, incluidos los homínidos, que superaron estos obstáculos geográficos, fueron, durante sus vidas individuales, felizmente ajenas a todas esas vicisitudes planetarias. Sin embargo, sus andanzas y formas de vida y adaptación estuvieron completamente determinadas por ello, a través de la cadena ininterrumpida de miles de generaciones. Cómo somos hoy es el resultado de aquello.
Aún existen lagunas en nuestra comprensión de esta compleja historia vista a través de la lente de los procesos geodinámicos de nuestro planeta. Las pruebas fósiles son fragmentarias y nos encontramos en la interfaz entre distintas disciplinas (geología, antropología, biología, anatomía), una zona de mareas igualmente agitadas, una tierra fronteriza, una tierra de nadie.
Tuve la oportunidad de añadir unos minúsculos eslabones al estudio de los entornos y continentes por los que migraron los homínidos, desde que estoy en contacto con algunos de los defensores de la hipótesis acuática. O quizá simplemente me gusta vagar por esa región de mareas aún salvajes entre las disciplinas.
Sea cual sea la razón, aquí hay una breve historia de los corredores migratorios y los estrechos entre África y Eurasia, para enmarcar mejor las ideas e interpretaciones posteriores.
30 Ma: Pluma mantélica de Afar, Mar
Rojo y Golfo de Adén
La masa continental del Gran África empezó a mostrar sus primeras grietas hace 30 millones de años (30 Ma). Una enorme pluma mantélica brotó del manto de la Tierra, donde hoy se encuentra el Triángulo de Afar. Esta pluma provocó el abombamiento del terreno, enormes volúmenes de lava se amontonaron en gruesas capas. El altorrelieve con escalones de basalto (los "traps") aún constituye el variado paisaje de Etiopía.
Grandes grietas se formaron a partir
del Afar en tres direcciones, formando lo que se conoce como una triple unión
tectónica. Las tres ramas pueden reconocerse ahora como: (1) el Golfo de Adén,
(2) el Mar Rojo + Golfo de Suez, y (3) el rift etíope. Todos estos valles de
rift están conectados a través de Etiopía con el Gran Valle del Rift de África Oriental, que se extiende hasta
las cataratas Victoria.
El golfo de Adén se formó primero, poco después de la fase volcánica. Este valle de rift se ensanchó y profundizó hasta que fue inundado por el océano, convirtiéndose en una entrada del Tethys.
Hacia 24 Ma (Chattiense, finales del Oligoceno), surgió la segunda rama: el golfo de Suez y el mar Rojo formaron un largo valle de rift. Fue inundado desde el oeste por el Tethys (actual mar Mediterráneo).
Istmo de Bab-El-Mandeb
El Mar Rojo y el Golfo de Adén no estaban conectados en aquella época. Todavía había tierra entre ellos, el istmo de Bab-el-Mandeb, en el lugar donde se había producido el vulcanismo de Afar. Millones de años después, se convertiría en un estrecho marino. Hoy, el estrecho de Bab-el-Mandeb, que significa puerta del duelo, es una de los pasajes marinos más importantes del mundo. Pero es también muy infame y no sólo por sus corrientes traicioneras ...
En esta "Gran África", entonces bastante alejada de Eurasia, vivían varias especies de simios y monos, de las que los grandes simios se habían separado hace ~25 Ma. Por otro lado, los "monos del nuevo mundo", habían emigrado mucho antes (en el Eoceno) a América del Sur - es decir, por mar, en una balsa natural, siendo un trozo de manglar o isla de vegetación desprendida de la costa.
24 a 15 Ma: El estrecho de Mesopotamia
Mientras tanto, África se acercaba a Eurasia y el estrecho de Mesopotamia, entre los dos continentes, se hacía cada vez más angosto. Este último tramo de Tethys tenía unos 500 km de ancho, pero era más angosto y poco profundo en algunos lugares. Este mar se fue encenagando gradualmente a medida que se llenaba de sedimentos procedentes de los crecientes montes Zagros al norte. Hacia 20 Ma, la circulación y la mezcla de las aguas del océano Índico y del mar Mediterráneo ya se habían reducido considerablemente.
Los primeros grandes simios del Gran África cruzaron este estrecho, quizá incluso antes de que existiera un puente de tierra propiamente dicho. El fósil de gran simio más antiguo conocido fuera de África, un Griphopithecus, tiene una edad de 17 o 16 Ma (Burdigaliense, principios del Mioceno, hallado en Alemania).
No se sabe si cruzaron en balsa natural o a través de islas o zonas poco profundas. Sólo sabemos que llegaron vivos a Eurasia. Al principio encallaron en algún lugar del sur de Turquía o los Zagros.
Entre estos primeros cruzadores se encontraba un antepasado de los humanos.
15 Ma: Nuevo Gondwana, nuevas tensiones
A finales del Langhiense (Mioceno medio, 15 Ma), África chocó con Eurasia en una de las fases de formación de montañas más potentes en la reciente historia geológica. Semejante acontecimiento se prolonga durante miles de años y más, pero debió de haber un buen día, un momento singular, en que las playas de ambos lados del estrecho se fusionaron y se formó un puente de tierra permanente. El Estrecho de Mesopotamia se cerró para siempre. La formación del nuevo puente terrestre es en realidad el primer paso hacia un nuevo supercontinente: Afreurasia. ¿O Nuevo Gondwana es un nombre mejor?
La colisión continental había creado nuevas tensiones tectónicas, que determinaron la ubicación del puente terrestre. La gran falla transformante que va desde el Golfo de Aqaba hasta Turquía, pasando por el Mar Muerto y el Líbano, se activó. Esto fue acompañado por el levantamiento de la tierra alrededor de la falla. Es posible que el primer puente de tierra hacia Eurasia se encontrara a lo largo de esta falla transformante, tal vez a la altura de la infame triple unión tectónica de Turquía (zona de Alepo, Gaziantep), que es el punto de conexión entre el gran rift de África Oriental y el orógeno alpino-himalayo.
Con el cierre del estrecho mesopotámico, el Tethys se dividió en dos: el mar Mediterráneo se convirtió en un mar interior casi cerrado y el golfo Pérsico en una entrada del océano Índico. Pero el cierre también tuvo consecuencias globales. La circulación oceánica cambió drásticamente, contribuyendo a un enfriamiento climático global bastante repentino y a la glaciación permanente de la Antártida.
El puente terrestre mesopotámico y la dispersión de las faunas
La vida terrestre migró a través del nuevo corredor mesopotámico desde 15 Ma; los animales ya no tienen que flotar agonizantes en una isla de vegetación para, con suerte, encallar vivos en las costas cercanas.
Para la fauna marina ocurre lo contrario. Las poblaciones de ambos lados quedarán separadas. Sus descendientes sólo se encontrarán millones de años después, durante inundaciones temporales, y mucho más tarde, en la era moderna, cuando se cave el Canal de Suez. Pero habrán evolucionado más allá del reconocimiento hasta convertirse en nuevas especies.
Las criaturas a las que les gustaba vivir en costas y riberas también se dispersaron y evolucionaron de forma independiente. Posiblemente, el cierre del estrecho de Mesopotamia provocó la separación de los primeros grandes simios, que, según la Hipótesis Acuática, vivían cerca de las costas [1]. Un grupo de grandes simios migró hacia el este a través de las costas asiáticas y algunos de ellos se convirtieron en los póngidos (incluido el orangután).
Los homínidos, incluidos los antepasados humanos, y los dryopitecus (un tipo de gran simio extinguido) emigraron a Europa a través de Turquía y el mar Mediterráneo.
14 a 5 Ma: mares hipersalinos
El Mar Rojo y el Golfo de Suez seguían bien conectados con el Mediterráneo hasta aproximadamente 14-13 Ma (Mioceno medio) cuando el paso marino entre ambos (a la altura de Sinaí) empezó a estrecharse y hacerse menos profundo. Por fin emergió por encima del nivel del mar y se convirtió en un puente terrestre: el corredor del Sinaí. El golfo de Suez se quedó aislado del Mediterráneo y se convirtió en una entrada del Mar Rojo. Sin ninguna conexión con mares circundantes, el agua del Mar Rojo y el golfo de Suez evaporó y en el fondo se depositaron gruesas capas de sal de halita y anhidrita. Este entorno inhóspito persistió durante millones de años, pero se vio interrumpido varias veces por afluencias procedentes del Mediterráneo, por ejemplo, durante las subidas del nivel del mar o el descenso temporal del corredor del Sinaí.
Al final del Mioceno, el Mediterráneo se evaporó casi por completo porque su única conexión (Gibraltar) con el océano global se había cerrado. Fue el comienzo de la crisis salina del Messiniense. De ahí que el adyacente Mar Rojo, que no tenía ninguna otra conexión oceánica, tampoco recibiera agua "nueva" y se convirtiera también en una cuenca altamente salina, propensa a la evaporación masiva.
5 Ma: Esclusas naturales:
Gibraltar, Sinaí, Bab-el-Mandeb
Alrededor de 5,3 Ma, el episodio tórrido, seco y salino llegó a un final bastante repentino. Una esclusa natural se abrió a través de una brecha en Gibraltar, la inundación zancliense llenó el Mediterráneo, poniendo fin a la crisis Messiniense. El Mediterráneo volvió a subir hasta el nivel del mar global. Las aguas mediterráneas fluyeron a través del corredor del Sinaí (segunda esclusa), de modo que el Mar Rojo también se rellenó y volvió a un entorno de mar abierto.
Hacia el este, entre el Mar Rojo y el Golfo de Adén, se abrió una tercera esclusa natural, en torno a los 5 Ma (principios del Plioceno). Con la ulterior desintegración de las placas tectónicas arábiga y africana, el istmo de Bab-el-Mandeb había descendido, por debajo del nivel global del mar. Las aguas y las faunas del océano Índico y del mar Mediterráneo por fin se mezclaron y se estableció una circulación renovada.
La Península Arábiga estaba ahora completamente separada de África por mares, y así siguió, al menos por un tiempo.
Separación Homo/Pan en el Mar
Rojo
Entre todos estos mares y tierras en eterno movimiento, se produjo una importante separación en el árbol genealógico de los homínidos, entre los antepasados de los humanos (género Homo) y los chimpancés (género Pan). Aunque ésta fue una de las muchas, es crucial para nosotros como humanos porque el chimpancé es nuestro pariente vivo más cercano. Todas las ramificaciones posteriores se extinguieron.
Durante mucho tiempo fue un misterio cómo y dónde se produjo la división entre Homo y Pan. Sin embargo, gracias a un grupo variopinto de investigadores, entre los que se encuentran los defensores de la hipótesis acuática, empieza a vislumbrarse una imagen más clara.
Una hipótesis plausible de la división Homo/Pan afirma que un grupo de antepasados comunes de la Península Arábiga quedó aislado de sus congéneres debido al desvanecimiento de los puentes terrestres antes mencionados [2]. Un grupo acabó en el lado africano (serán los antepasados de los chimpancés), mientras que otro grupo (antepasados humanos) en Arabia ya no pudieron unirse a ellos. Y aquí a los albores del Plioceno, comienza la historia de nuestro linaje humano, del que los humanos modernos son la única especie superviviente.
Aunque nunca conoceremos los detalles individuales, vividos y sentidos de esta separación crucial, el humano que hay en mí anhela saber. Pero sólo podemos imaginar cómo ocurrió. ¿Qué grupo se quedó atrás, quién salió, quizá a buscar comida a cierta distancia, para jamás volver a ver a los demás?
¿Miraron por encima del hombro, emitiendo una vez más un grito sin saber que era el último?
En mi imaginación, y se necesitaría una máquina del tiempo para confirmar o refutarlo, la respuesta a esa pregunta es: sí, de algún modo se despidieron.
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Millones de años después, humanos y chimpancés volvieron a mirarse a los ojos. Eso ocurrió de una forma agudamente consciente cuando un pequeño chimpancé salvaje en la actual Tanzania extendió su diminuta mano hacia la mano tendida de un simio femenino rubio de aspecto extraño llamada Jane. Ella sintió entonces cómo se derrumbaba esa infranqueable barrera biológica que se había erguido a lo largo de incontables generaciones. Pero ésa es otra historia.
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Complementa esta historia con la hipótesis acuática, sobre cómo y por qué algunos grandes simios empezaron a caminar erguidos y a tener cerebros más grandes. Los artículos sobre el Gran Valle del Rift y el Mar Mediterráneo también dan una mejor idea de la época del Mioceno en la que surgimos. Las grandes plumas mantélicas como la del Afar (superplume en inglés) se producen cada decenas de millones de años y provocan la ruptura y desintegración de continentes (véanse el río Zambeze y las cataratas Victoria). También pueden afectar al clima, como los traps siberianos que provocaron la Gran Mortandad. Y a estas alturas sabemos muy bien que el cambio climático antropogénico es mucho más rápido que el causado por cualquier pluma mantélica. ¿Qué nos dice esto del cerebro de Homo sapiens que no actúa con la suficiente rapidez para resolverlo?
Kathelijne: Como amante de la naturaleza y científica de la Tierra, me intriga cómo interactúan la vida, el aire, el suelo, las rocas, el océano y las sociedades en escalas de tiempo geológicas y humanas.
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Fuentes
[1] Verhaegen, M, 2022, De evolutie van de mens: waarom wij rechtop lopen en kunnen spreken, Eburon, 326 p. (Book: Human evolution, on why we walk upright and are able to speak).
[2] Mansfield F & Vaneechoutte M, 2024, Current evidence indicates a Eurasian origin for the Last Common Ancestor of African apes and humans, and supports a new hypothesis suggesting that the Zanclean Megaflood (5.3 Ma) may have played a role in the ultimate divergence of Pan and Homo. Ideas in Ecology and Evolution 17: 1–21, 2024, doi:10.24908/iee.2024.17.1.n
Bonne, K., 2024, independent geology research aiding the question on how human ancestors got isolated on the Arabian peninsula (building on research from and communication with the other cited authors), focussing on the geodynamics of the Bab-el-Mandeb Strait and the tectonically induced marine and terrestrial connections.
Gilbert, C.C., Pugh, K.D., Fleagle, J.G. (2020). Dispersal of Miocene Hominoids (and Pliopithecoids) from Africa to Eurasia in Light of Changing Tectonics and Climate. In: Prasad, G.V., Patnaik, R. (eds) Biological Consequences of Plate Tectonics. Vertebrate Paleobiology and Paleoanthropology. Springer, Cham. https://doi.org/10.1007/978-3-030-49753-8_17
Fuss J, Spassov N, Begun DR, Böhme M., (2017), Potential hominin affinities of Graecopithecus from the Late Miocene of Europe. PLoS One. 12(5):e0177127. Published 2017 May 22. doi:10.1371/journal.pone.0177127
Bialik, O.M., Frank, M., Betzler, C. et al. (2019) Two-step closure of the Miocene Indian Ocean Gateway to the Mediterranean. Sci Rep 9, 8842 . https://doi.org/10.1038/s41598-019-45308-7
Popov S. et al. (2006) "Late Miocene to Pliocene palaeogeography of the Paratethys and its relation to the Mediterranean." Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 238 (2006): 91-106.
Segev A et al. (2017) Late Oligocene and Miocene different seaways to the Red Sea–Gulf of Suez rift and the Gulf of Aqaba–Dead Sea basins. Earth-Science Reviews 171: 196-219.
some keywords: oriente proximo geologia, mar rojo, mar rojo geologia, geología del mar rojo, golfo de suez, estrecho mesopotámico, golfo de adén, evolución humana, hipótesis acuática, simio acuático, dispersión de homínidos, migración de homínidos, bab el mandeb
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Schematic maps: @Kathelijne Bonne 2024.
Sea in title: Photo by Travis Rupert on Pexels: https://www.pexels.com/photo/scenic-view-of-ocean-during-sunset-1032650/
Arabian peninsula satellite: SeaWiFS Project, NASA/Goddard Space Flight Center, and ORBIMAGE - https://visibleearth.nasa.gov/view_rec.php?id=898, public domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3325274
Cohen, K.M., Finney, S.C., Gibbard, P.L. & Fan, J.-X. (2013; updated) The ICS International Chronostratigraphic Chart. Episodes 36: 199-204. https://www.stratigraphy.org/ICSchart/ChronostratChart2022-02.pdf