¿Carne para todos? Unas reflexiones sobre Argentina, la ganadería sostenible y la sequía

02.06.2023

Según un nuevo mapa de la NASA, Argentina, junto a Rusia, Canadá y Congo, no emite dióxido de carbono, sino que lo absorbe. En base a este mapa, surgieron titulares que vinculan la supuesta sostenibilidad de la ganadería argentina con las bajas emisiones. Exploraremos el impacto general de la producción de carne en el medio ambiente y como contribuye a la sequía – un problema cada vez mayor hoy en día –, y a qué se deben los resultados del mapa. Pero una pregunta clave es: ¿existe una forma de ganadería sostenible?

Autora: Kathelijne Bonne. Edición española: Silvia Zuleta Romano

Argentina es conocida por su ganadería vacuna extensiva en la pampa, una zona de vastos pastizales naturales. Este país productor y exportador de carne de vacuna ha evolucionado así históricamente: los conquistadores españoles trajeron el ganado, el clima y las praderas naturales se prestaban a la ganadería extensiva, y las estaciones invertidas del hemisferio sur aseguraban el suministro de carne durante la temporada baja del hemisferio norte. Ese modelo funcionó en el pasado, pero durante las últimas décadas el consumo de carne, la producción de fertilizantes y piensos, la población mundial y la biomasa ganadera han crecido exponencialmente y están en sus máximos.

El ganadero moderno

En la actualidad, Argentina no sólo cría bovinos, sino que su cabaña porcina también está creciendo, para exportar a China. Los cerdos se crían en las llamadas "macrogranjas" (fábricas de carne con decenas de miles de animales), y Argentina elimina cada vez más naturaleza para cultivar soja destinada a la exportación. Hoy en día, el ganadero moderno consulta en su tableta los gráficos de los fluctuantes y especulativos precios de mercado de la soja, de los herbicidas, los pesticidas y los fertilizantes que se han vuelto indispensable para la agricultura masificada.

En América Latina se está levantando un imperio de la soja para alimentar al ganado mundial. Las pequeñas explotaciones familiares tradicionales tienen que ceder cada vez más terreno a los inmensos campos industriales de magnates agrícolas, a menudo extranjeros.

Dinero del silencio

Según un artículo en The Guardian, producir 1 kg de carne vacuna – el tipo de carne más contaminante – genera 70 kg de emisiones, mientras que 1 kg de trigo sólo 2,5 kg. Además, por cada kilo de carne se consumen 15.000 litros de agua. La carne también contamina a través de los miles de millones de toneladas de caca y pis, pesticidas y antibióticos, que se infiltran en las aguas subterráneas, envenenan el suelo y los ríos y en los estuarios donde estos desembocan, crean zonas muertas en los océanos. Los fertilizantes como el nitrógeno, pero también el fósforo y el potasio, fabricados con petróleo u extraídos en modos contaminantes y poco justos, suelen ser suministrados por países poco amistosos, lo que nos hace dependientes de ellos (Rusia es un importante productor). El ganado luego se come el 80% de los cultivos, pero sólo nos aporta el 20% de las calorías.

Por tanto, hay una "pérdida" de nutrientes y energía porque los alimentos vegetales pasan primero por el aparato digestivo de un herbívoro antes de llegar a nuestro estómago.

Hasta hace poco, el impacto de la carne se ocultaba. La carne es sabrosa, a nadie le gusta cambiar de hábitos, las tradiciones son sagradas y, lo que es mucho más importante, hay enormes intereses capitalistas de por medio. En Estados Unidos, las organizaciones ecologistas recibieron dinero de los superpoderes de la industria cárnica para guardar silencio. En Brasil, los activistas que denunciaron el cultivo de soja, principal causa de la deforestación amazónica, fueron asesinados. Afortunadamente, ha habido más apertura desde el estreno en 2014 del revelador documental Cowspiracy.

Pero hay cosas que siguen sin decirse incluso hoy, en tiempos de climatología extrema: que la producción de carne es causa de sequía.

La carne, causa de la sequía

El vínculo entre el consumo de carne y la sequía es fácil de establecer. Un europeo medio (he elegido el belga y he utilizado las bases de datos de Our World in Data) come 62 kg de carne al año, lo que requiere 930 metros cúbicos de agua. También consume al año sobre 30 metros cúbicos de agua doméstica. Por tanto, se consume sobre 30 veces más agua comiendo carne que para lavar y cocinar. 930 metros cúbicos de agua equivalen aproximadamente al contenido de 20 piscinas privadas de 4 x 8 x 1,5 metros.

No podemos seguir ignorándolo: la producción de carne es una de las causas de la sequía, que a su vez se debe parcialmente a la deforestación para dar paso a la agricultura industrial y también está vinculada a la degradación del suelo. Una superficie arada y agotada ya no absorbe ni retiene el agua, por mucho que llueva.

También segun Our World in Data, en Argentina, la gente come más carne que la media (la media mundial es de 42 kg), con 111 kg de carne por persona y año o 300 g al día (esto incluye todos los tipos de carne). Y aunque los argentinos parecen estar en el punto de mira por su cultura cárnica, no son los mayores consumidores de carne: en Estados Unidos y Australia, entre otros, se come más.

Siete planetas

Si toda la gente comiese esa cantidad, necesitaríamos unos siete planetas como la Tierra para producirla de forma sostenible. Basamos este cálculo en la "dieta flexitariana" de la Comisión EAT-Lancet sobre Alimentación, Planeta, Salud, que recomienda entre 15 y 20 kg de carne y lácteos al año por persona. Con la dieta flexitariana, 10.000 millones de personas pueden comer de forma sana y sostenible.

Es posible producir carne sostenible con una huella menor, pero "sostenible" está siempre e inextricablemente ligado a menos cabezas de ganado y, por tanto, a menos carne por persona de la que se consume actualmente. Sólo podremos comer carne verdaderamente sostenible cuando se diezme la cabaña ganadera mundial (entre otros, hoy viven 1.500 millones de vacas).

La ganadería extensiva tradicional en pastizales naturales (pastoreo) como en algunos lugares de Argentina – y en culturas nómadas de pastores como en África –, tiene un impacto menor que la ganadería intensiva industrial.

Pero, esta no es la razón de las bajas emisiones totales de Argentina.

No del todo mentira, pero…

Vincular sin más las emisiones totales de CO2 (véase el mapa más abajo) al impacto de la industria cárnica, como unos titulares sugerían, es prematuro y debe tomarse con pinzas. Además, quienes hacen estas declaraciones suelen ser los mandamases de la industria ganadera y los jefes del IPCVA, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, cuyos objetivos son aumentar la demanda de carne de vacuno tanto a nivel local como internacional.

Emisiones netas de dióxido de carbono por país (Estudio de Visualización Científica de la NASA). Verde: países en los que se extrajo de la atmósfera más dióxido de carbono del que se emitió. Marrón: países con emisiones totales elevadas.
Emisiones netas de dióxido de carbono por país (Estudio de Visualización Científica de la NASA). Verde: países en los que se extrajo de la atmósfera más dióxido de carbono del que se emitió. Marrón: países con emisiones totales elevadas.

No es de extrañar que les guste calificar la ganadería argentina de sostenible. Como veremos, no es del todo mentira, pero sacada de contexto, parte de la industria ganadera puede ser sostenible, pero los mismos callan ante la descontrolada deforestación al estilo amazónico y el aumento del cultivo de soja en lo que, hasta hace poco, era naturaleza. Si esto sigue así, Argentina no puntuará positivamente en el mapa de la NASA durante mucho tiempo.

Tundras, praderas y selvas

Ecorregiones de Argentina.
Ecorregiones de Argentina.

Al igual que Rusia, Canadá, Congo y Angola, la superficie terrestre de Argentina absorbe carbono (verde en el mapa). Estos países están poco poblados y/o aún conservan mucha naturaleza (taigas, tundras, praderas y selva tropical) y/o son pobres y las personas tienen un impacto menor. Argentina está escasamente poblada y todavía tiene muchas zonas de naturaleza virgen, como la estepa patagónica, y partes de los bosques del Chaco, la pampa y otras estepas y tierras salvajes.

Así que los valores totales argentinos de CO2 de la NASA se agradecen principalmente a la naturaleza. Globalmente, el mapa muestra medias totales difusas que dicen poco sobre el origen de las emisiones, pero sí sobre la densidad de población, el grado de industrialización y la proporción de tierras vírgenes. El resultado argentino es una media de la capacidad natural de almacenamiento de carbono, por un lado, y de las emisiones procedentes de la población y la industria, por otro.

No obstante, Argentina reúne ciertas condiciones que hacen posible una ganadería sostenible en algunas zonas del país.

¿Carne sostenible de la pampa?

El tipo de suelo Molisol de la pampa (en verde en el mapa de las ecorregiones argentinas), similar a los Chernozems negros de Ucrania, es famoso por su fertilidad y capacidad de almacenamiento de carbono. Estas praderas naturales son el hábitat ideal para los grandes herbívoros, que migrarían con las estaciones si les dejamos, como los ñus en África.

En la pampa, la ganadería sostenible es posible dentro de ciertos límites, siempre que:

  • el número de cabezas de ganado por unidad de superficie no supere un determinado límite,
  • que no se tale ningún bosque en ningún lugar,
  • que se proteja la biodiversidad natural de la pampa,
  • que cada vaca sea capaz de satisfacer todas sus necesidades nutricionales mientras pasta y deambula al aire libre y no se alimente con piensos suplementarios,
  • y que no se esparcen fertilizantes artificiales ni se administren antibióticos.

En este escenario, la vaca formaría parte del ciclo de la vida en la pampa. Una pequeña parte de la ganadería argentina puede cumplir estas condiciones, pero esa carne vacuna será, sin duda, más cara así que una distribución justa no es garantizada. En el escenario más sostenible, esta carne se consume localmente.

La cantidad de carne que puede producirse de ese modo es demasiado baja para satisfacer los actuales niveles de consumo mundial. La pampa y otros hábitats similares cubren sólo una pequeña parte de la superficie terrestre, mucho menor que la que se utiliza actualmente para producir forraje que están en algún lugar, lejos de su hábitat natural y sufriendo, en hangares, jaulas o fábricas.

Dieta flexitariana

Una de las soluciones para reducir nuestro impacto es comer menos carne; los consumidores tienen poder. La buena noticia de comer menos carne es que:

  • tienes un impacto positivo muy grande en el medio ambiente y consumes mucha menos agua,
  • contribuyes a poner fin a la crueldad con los animales en el comercio de ganado,
  • dejas de ser esclavo de poderosas dictaduras e industrias opacas

Más buenas noticias: no tenemos que hacernos vegetarianos del todo. Según la dieta flexitariana, respetuosa con el planeta, podemos seguir comiendo un gran trozo de carne una vez al mes, o un trozo más pequeño una vez a la semana.

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Seguir leendo sobre asuntos relacionados: La producción de carne está inextricablemente ligada al ciclo del nitrógeno y la producción accelerada de fertilizantes. O infórmate sobre los suelos negros y extremadamente fértiles de Ucrania, a los que llamamos el nuevo oro negro, o lo que ocurre con los suelos en la guerra; o la desertización como resultado de la agricultura industrial y sus consecuencias, como el desastre del Dust Bowl en Estados Unidos.

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fuentes:

Infocielo, La NASA confirma que la ganadería argentina no contamina, según el IPVCA, https://infocielo.com/ganaderia/la-nasa-confirma-que-la-ganaderia-argentina-no-contamina-segun-el-ipvca-n758107

The Guardian, Meat accounts for 60% of all greenhouse gases from food production, study finds. https://www.theguardian.com/environment/2021/sep/13/meat-greenhouses-gases-food-production-study

WeForum, Which foods need the most water to produce?https://www.weforum.org/agenda/2021/06/water-footprint-food-sustainability

Xu, X., Sharma, P., Shu, S. et al. Global greenhouse gas emissions from animal-based foods are twice those of plant-based foods. Nature Food 2, 724–732 (2021). https://doi.org/10.1038/s43016-021-00358-x

Our World in Data, Global meat production, https://ourworldindata.org/meat-production#global-meat-production

BBC, A bit of meat, a lot of veg - the flexitarian diet to feed 10 billion, https://www.bbc.com/news/health-46865204

EAT-Lancet Commission, Healthy Diets From Sustainable Food Systems; Food Planet Health, Download the pdf: https://eatforum.org/content/uploads/2019/07/EAT-Lancet_Commission_Summary_Report.pdf

Friends of the Earth, Meat Atlas, facts and figures about the animals we eat, https://friendsoftheearth.eu/wp-content/uploads/2014/01/foee_hbf_meatatlas_jan2014.pdf

Greenpeace, EU climate diet: 71% less meat by 2030, https://www.greenpeace.org/eu-unit/issues/nature-food/2664/eu-climate-diet-71-less-meat-by-2030/

VMM, Gemiddeld kraanwaterverbruik gezinnen, https://www.vmm.be/data/gemiddeld-leidingwaterverbruik-gezinnen

Kathelijne Bonne: "Como científica de la Tierra y amante de la naturaleza, me intriga cómo interactúan entre sí las rocas, el suelo, el océano, el aire y la vida en escalas de tiempo geológicas y humanas."

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